Los mejores primero
¿Por qué siempre se van los mejores primero?
¿Por qué los otros: los antipáticos, amargados y egoístas, viven 100 años?
Una de las cosas que más me gustaba de Carlitos era cómo en el club siempre saludaba a todo el mundo con buena onda, no elegía a quién saludar, no se hacia el distraído.
Siempre iba de frente, te miraba a los ojos y con una sonrisa te daba la mano firme y fuerte. En una señal clara de respeto y afecto, como solo los caballeros bien educados saben hacerlo.
También saludaba a muchos adversarios de turno de esa forma. Especialmente cuando perdíamos algún partido y era más cómodo hacerse el boludo e irte para tu casa. Carlitos se quedaba todo el tercer tiempo, charlando con los del otro equipo y apoyando a nuestros jugadores. Eso es saber y respetar los valores del rugby.
Disfrutaba mucho de estar en el club, y estaba dispuesto a colaborar en cualquier cosa: recargar botellas de agua, organizar las camisetas, llevar y traer lo que fuera, siempre laburando humilde y silenciosamente.
En la previa del Seven de febrero, Carlitos estuvo como siempre haciendo un poco de todo, a pesar de su dolor de espalda. Hacía un gran esfuerzo para agacharse, cargar cosas, armar carteles, etc., etc. Rezongaba un poco, pero no aflojaba.
Al otro día contó que en la noche le inyectaron un calmante por el fuerte dolor de espalda que tenía porque no podía dormir.
Sin embargo, el domingo de noche cuando terminó el Seven, ¡hizo cuatro viajes al club cargando cosas en su camioneta! Ese era Carlitos, metiéndole a puro huevo. Siempre con buena onda y con una sonrisa.
De nuevo, ¿por qué se van los mejores primero? ¿Será que los necesitan arriba para ayudar? Carlitos va a ser el mejor en eso, dando una mano como siempre, ¡y seguro nos va a estar cuidando a todos desde allá arriba!
Además si nos toca ir al cielo como a él, me lo imagino esperándonos con su clásica sonrisa, para luego darnos un abrazo, o un fuerte y firme apretón de manos.
Carlitos querido, ¡cómo te extrañamos!
Amigo de Carlitos
A Carlitos lo conocí hace poco; sabía quién era, pero hace dos o tres años pasó de ser “el padre de los Calvo” a ser Carlão. Un tipo que te hacia sentir su amigo por más que lo conocieras hacía tres días y al cual le encantaba ayudar en algo, cualquier cosa. Pero más allá de eso, un tipo divino, sobre todo humilde, y de ahí esta anécdota.
Un jueves o sábado (no me acuerdo bien el día) en el club, hablando y filosofando con un fernet, Gogui le hace una de sus típicas preguntas: “Carlitos, vos que estas felizmente casado, que tenés una familia divina, ¿tenés algún consejo para darnos a nosotros?”
¡Después de un “¡Yo que sé, Gogui!” se puso a pensar y se dio esta charla:
– Con Renata fue suerte. ¿Viste cómo la gente se gana el 5 de Oro? Bueno, a mí me paso con ella. No solo se casó conmigo, sino que fue la que armo la familia esta que ustedes dicen. Es todo ella.
–¡Pero algo tenés que haber hecho para que te diera bola!
– Yo qué sé, estaba ahí. Se me rajó. Y Con los guachos lo mismo. Ligamos. Nos cuidan a nosotros, se cuidan entre ellos, los amigos son unos cracks. Pero de chicos son así, eh. Salieron así nomas, por suerte.
–Todo bien Carlitos, pero no puede ser todo suerte. Algo tenes que haber hecho bien.
–Y algo habremos hecho. Pero hay que tirarse al agua, no es tan complicado como parece. Por lo menos para nosotros que ligamos con los que nos tocaron.
–No seas malo, no es normal, hasta tus yernos…
–Son unos cra, cada uno a su manera. Nico es lo mejor que podés pedir como yerno. Y Parra no es un yerno, Parra es un amigo. Hay veces que está por arrancar el partido de Nacional y me llama: “Que haces, Calvo, voy a tirar unas carnes para ver el partido, ¿venís?”
–Tá, pero algo tenés que haber hecho para que los tipos te tengan esa confianza.
– Tipos así te tocan porque sí; ¡es suerte, hermano!
Obviamente la charla fue mucho más larga, pero es con el recuerdo que me quedo. ¡Como consejo para Gogui fue una cagada! Jajaja, todo es tener suerte nomás. Pero muestra lo que era Carlitos. Un tipo que creía que todo lo bueno que él tenía era por suerte (y por Renata). Es la imagen del tipo humilde que me quedó.
Seguramente el día que lo tiren con sus corvinas y lenguados y esté lleno de gente, si Carlitos nos viera pensaría “que suerte, el día estaba lindo y estos justo andaban por acá”. Nunca va a aceptar que vamos a estar ahí por él, y por lo que se hizo querer por cada persona que trató con él por lo menos un día.
¡Puta que lo vamos a extrañar! █