Nunca extrañé tanto ese momento antes de un partido en que el PF grita “¡cuádriceps!” y ahí te arrimás a ese compañero, al que tenés más cerca, y se genera en ese instante una complicidad, un sentimiento de compañerismo, de equipo, único. Es saber que te podés apoyar en cualquiera de los que están ahí (salvo algún separatista que demuestra equilibrio y estira solo), el resto sabemos que esa mano sobre el hombro del compañero es mucho más que un apoyo para equilibrar el cuerpo, es un bastón, es pura confianza en el otro.

La nueva realidad nos ha llevado a límites impensados, a situaciones que nunca imaginamos nos podían suceder. En este club estamos todos, estamos los padres que nos quejamos del home schooling, las parejas que no se pueden ver por un tiempo y los jóvenes que cambiaron las previas por un zoom que a los 40 minutos se corta y se vuelven a conectar la mitad.

Pero hay algo (además de la camiseta) que nos une hoy y nos separa a la vez: tener que entrenar solos. Para los veteranos (como yo) eso significó todo un proceso.

Primera semana, cero entrenamiento, disfrutando series y metiendo asado cinco de los siete días de la semana, y regando el asado con cerveza… casi siempre.

Segunda semana, me sentí invadido por la culpa y empecé a meter algún abdominal entre llamada y llamada, ya que estaba bajo el sistema home office. Pero la realidad era que no los hacía con el afán de mejorar físicamente, los hacía para sentir menos culpa a la hora de abrir una cerveza.

Tercera semana, aparecieron las presiones en las redes Obc&Ogc con su #entrenamosencasa, fotos y videos de todos los jóvenes atletas metiendo como locos, ¡¡¡y además a eso se sumaba Caco Pombo con sus 1000 millones de burpees!!!

En realidad, con 38 años y jugando en la +32 de fútbol no debería preocuparme tanto por entrenar, ¿verdad? El tema es que ese sentimiento de confianza que uno siente al estirar con un compañero se transformó en un sentimiento de responsabilidad y solidaridad.

En algún momento vamos a volver a la cancha y tengo que estar a la altura de mis compañeros, que CREO están haciendo lo mismo que yo: entrenar y confiar en el otro.

Y ahí arrancó el desafío, meterle y meterle, a pesar de las dificultades que pueda encontrar en casa, como dos hijos que te imitan mientras tratás de hacer un ejercicio o se ríen porque usás los bidones de salus como pesas.

Todos en sus casas deben haber pasado por algo similar: hijos que interrumpen, padres que se cruzan por el medio del living, el wifi que se corta en el medio del zoom y quedás congelado delante de todo el plantel; la maldita “nueva normalidad”.

En esto de la vida, nos hemos encontrado en muchísimas ocasiones diciendo “uno valora más las cosas cuando no las tiene”; esa frase la repetimos innumerables veces a lo largo de nuestra vida, sin realmente detenernos a valorar lo que tenemos, algunos más, otros menos. Salud, familia, amigos, trabajo y también un club al cual pertenecer.

Llegamos casi a la mitad de un año que nos va a marcar para siempre, una enfermedad que se llevó gente muy querida, que hace unos años venía entregando parte de su vida al club. Es un año que nos deja una vez más la enseñanza de valorar lo que tenemos: salud y familia, lo más importante, amigos, fundamental y un club al cual pertenecer, un sentimiento inexplicable.

  • EL FÚTBOL DESPUÉS DE PRIMERA

  • EL FÚTBOL DESPUÉS DE PRIMERA

En los últimos años el fútbol ha crecido mucho dentro del club, al punto que hoy cuenta con diez equipos, entre ellos uno femenino y cuatro equipos de los llamados “veteranos”. Años atrás la situación era muy distinta, y gracias al empuje de los socios y al esfuerzo del club, la pelota continúa rodando sin importar la edad.

Atrás quedó el tiempo donde llegados los 30 años había que pensar en el retiro del fútbol amateur. Solo aquellos con buen nivel y dedicación física podían sostenerse en Primera y hacerles competencia a los Juveniles.

El primer paso se dio con la creación de la categoría +35 en 1996, categoría que hoy se desempeña en la Liga Barriola. Su creación permitió la vuelta a las canchas de varios valores que se habían retirado y dio lugar a aquellos que buscaban seguir jugando con un compromiso menor al de Primera. Esta categoría hace de local los sábados de tarde en Wembley y se caracteriza por tener mucha convocatoria juvenil fuera de la cancha, lo que le da mucho color al club.

En 2014 y luego de la buena experiencia de la +35, se creó la +45 con la intención de continuar representando al club sin importar la edad.

El empuje de los nuevos jugadores de la +35 hizo que los veteranos busquen la continuidad en otra categoría. La creación de la +45 trajo consigo una renovación en el plantel de la +35, que en el año 2016 lograría el Campeonato Clausura de la Divisional A.

A inicios de 2016,  con la intención de cubrir el espacio entre la Primera y la +35, a pedido de los socios se creó la Categoría Pre Senior, también conocida como la +32, donde pueden participar hasta tres mayores de 30 años. Fue una apuesta que funcionó a la perfección. Desde su creación se han obtenido tres campeonatos y un vicecampeonato, depositando rápidamente al club en la Divisional A de la Liga Universitaria. Además de los méritos deportivos, se logró sumar nuevos socios.

En 2019 se fundó una nueva categoría de Pre Senior en la Liga Universitaria. Este nuevo equipo inició sus primeros pasos en la divisional E de la Liga Universitaria y tiene un foco social, donde los resultados deportivos no son la prioridad.

Con estas cuatro categorías queda bien armado el flujo para una carrera amateur dentro del club que viene impulsado año tras año, con la aparición de nuevos Juveniles en Primera.

Es muy lindo ver los sábados en el club a socios de todas las edades con los colores azulgranas en los respectivos terceros tiempos. █

Revista Oficial
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